martes, 9 de abril de 2013

Sexo, Drogas y Pokémon

Tiempo hace, ser "Heavy" era sinónimo de hombría. La mera contemplación de un melenudo vestido de cuero hacia temblar al más engreído. Ancianas con sus carros de la compra realizaban mil y una peripecia para cambiar de acera con tal de no cruzar miradas con tan tétricos esbirros de Lucifer (cosa que por supuesto no era necesaria, pues todos sabemos que los Heavys eran unos macarras pero tenían un gran respeto por la tercera edad, siempre y cuando éstos estuviesen dispuestos a ser llamados "abuelos"). Bates de baseball, botellas, navajas y cadenas, sobre todo cadenas, son imágenes que conformaban la panoplia de armas de un buen heavy. Un ser temible. Pendenciero, proscrito, renegado, todo un fuera de la ley. Un auténtico Lonely Rider cuya única moral es medida por el tamaño de sus cojones. Choppers, cuero y bandanas al viento (sí, los heavys llevaban melena, pero eran normalmente calvos y tapaban sus vergüenzas  con bandanas y pañuelos) eran señales inequívocas de que tu pueblo había sido conquistado por una nueva fuerza. Un grupo para el que tus  normas, tus leyes, tu policía, no significaban más que el gargajo que con desdén soltaban al bajarse de sus lustrosas "burras". Y cuídate de decirles nada, o simplemente de mirarlos mal, por menos de eso he conocido a gente que ha tenido sexo anal involuntario  con una botella de ginebra.
Pero no nos confundamos ¡eh! Una cosa es un punky y otra un heavy, el heavy ahí con toda su agresividad, su rebeldía y mala leche, tenía en el fondo un corazoncito tierno y un amor por la libertad que representaba fielmente el espíritu americano. Los punkys no, esos eran europeos, sin moral y desaliñados, urbanitas heroinómanos antisistema.  
Y esto era así, o así nos los vendían. Yo, que me crié en un pueblo donde lo más parecido a un "motero" que había vendía pañuelos en el mercadillo, tenía esa imagen que  había forjado a través de tantas y tantas películas. Porque sí, porque yo  todo lo que sé lo aprendí con películas.

Yo siempre quise cruzar la ruta 66 con una chaqueta de "colgantes". Fuente: Vozenoff7.blogspot.com.es
Luego uno se hace adulto y todo pierde la magia. Y empieza a tener serios problemas para diferenciar la realidad con la ficción. Cuando se es niño todo es muy sencillo, todo es en cierto sentido ficticio y no cabe la posibilidad de equivocarse. Más tarde, empiezan los problemas. Y no es porque yo no sea capaz de saber que si en una película le asestan a uno tal patada en el trasero que se le salten los ojos eso sea en una ficción. Sino que la ficción se solapa con la realidad en cosas mucho más mundanas. ¿Acaso han existido, o existen, heavys como los anteriormente descritos? ¿O son sólo un producto más de Hollywood, como los Ninjas Americanos?
Creo que nunca podré llegar a saberlo. Lo que yo si sé, y de eso tengo total certeza, es que los heavys que yo ahora conozco poco o nada tienen que ver con los anteriormente citados. Ahora los heviatas son otakus, frikis de Star Wars y se ponen ropa militar. Son chicos granudos que se "disfrazan" de normales para trabajar los fines de semana en el Media Markt (un heavy trabajando.... donde hemos llegado a parar).
 ¡Si hasta se peinan la melena! Tócate los cojones.